viernes, 11 de septiembre de 2009

Acerca de la autora


Clara Leticia Rojas González (Bogotá, 20 de diciembre de 1964) es una abogada colombiana, es la menor de cinco hijos del hogar Rojas González, estudió Jurisprudencia en la Universidad del Rosario. Fue jefa de debate de Íngrid Betancourt y junto a ella fue secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC y nombrada como fórmula vicepresidencial de Betancourt para las elecciones presidenciales de 2002 mientras se encontraba en cautiverio por decisión del partido político al que pertenecía. Rojas fue liberada el 10 de enero de 2008 en la Operación Emmanuel llamada así en honor a su hijo Emmanuel Rojas quien nació durante el secuestro.

Clara Rojas en una heroína en todo el sentido de la palabra. De forma genuina y natural ha plasmado en esta obra belleza y positivismo ante una de las peores circunstancias en las que un ser humano pueda encontrarse. Cautiva es una obra digna de ser leída por todo aquel que desee entender lo que significa luchar contra la adversidad.

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La Selva



La selva (extraído del libro Cautiva de Clara Rojas)

Confieso que todo aquello me tenía acobardada. Era demasiado citadina y se me notaba. Cada día trataba de levantarme con mi mejor cara y elevaba mis brazos al cielo para agradecerle a Dios por estar viva, y por todas las cosas bellas que, a pesar de todo, había en esos parajes. Pero cuando tocaba seguir caminando en medio de la terrible espesura de la selva, en aquellos terrenos tan inhóspitos, con frecuencia el sudor de la frente se me mezclaba con las lágrimas de los ojos.

Me sentía en el mismísimo fin del mundo y casi completamente sola. Aún hoy me resulta difícil entender cómo sobreviven los pobladores de aquellas apartadas zonas. Sin más caminos que
los ríos, sin embarcaciones, sin suministros de comida ni de medicamentos, sin ropas ni calzado apropiados, sin ningún tipo de información, pues allí no llega ni la televisión, ni la radio y menos aún la prensa, sin luz eléctrica ni suministro apropiado de combustible para la cocción de los alimentos, sin recursos para construir las viviendas más que la madera y las palmas húmedas que de allí se extraen y que continuamente son presa del gorgojo y el comején.

Pero aquella espesa selva era nuestro entorno y no nos quedaba más remedio que tratar de sobrevivir en ella, a pesar de las dificultades y carencias. Difícilmente podré olvidar la primera vez que vi un tigre de cerca. Me causó una impresión enorme, a pesar de que estaba ya muerto. En las primeras semanas de cautiverio, el comandante que por entonces estaba a cargo de nosotras, se las ingeniaba para recordarnos de vez en cuando que estábamos en plena selva. Y una mañana se presentó en el campamento con una cabeza de tigre ensangrentada. Por el tamaño se veía que pertenecía a un gran animal. Y al rato le vimos llevando al cuello un collar del que pendían los colmillos que le acababa de extraer a la fiera.

Es cierto, que a medida que transcurrían los meses, me fui adaptando a vivir en ese entorno, siempre bajo el acecho de los animales. Una tarde, cuando estaba empezando a oscurecer, y
yo estaba terminando de vestirme después de haberme dado un baño en el río —por aquella época, al principio del secuestro, aún me permitían hacerlo— y de repente oí un grito fuer-
tísimo, seguido de voces de guerrilleros como si estuvieran forcejeando. Me pregunté qué habría pasado para que se formara tanta bulla.

Entonces vi a un grupo de guerrilleros arrastrando a una culebra enorme, de color dorado con vetas café, que tendría unos 6 metros de largo y un diámetro de, como poco, 50 centímetros, si no más. La llevaban entre varios y aún así les costaba. La tuvieron que cortar a hachazos, como si fuera un tronco.

"Desde la libertad" - 22 de julio de 2008



"Desde la libertad " 22 de julio de 2008

Hace casi seis meses que estoy libre. Todavía a veces me siento como dentro de un sueño. Cada mañana me despierto muy temprano con el piar de los pajaritos. En la sabana de Bogotá, donde vivo, el aire es frío. Disfruto del paisaje de las montañas desde mi ventana, y no hay mañana que no dé gracias a Dios por estar viva. Cada día es lo primero que hago al abrir los ojos. Sí, agradezco a Dios la bendición que me ha concedido de reencontrarme con mi madre, con mi hijo Emmanuel, con mi familia y amigos, con todos los que más amo. Me siento feliz de que por fin haya quedado atrás el secuestro, la retención forzada, el cautiverio. . . de que todo eso sea ya sólo un recuerdo.

Y, ahora que mi vida ha recuperado la normalidad con la compañía y el afecto de los míos, me parece increíble que hasta hace poco, cuando estaba pudriéndome en la selva, haya podido sentirme tan olvidada y sola. Muchas personas me preguntan si he cambiado o si sigo siendo la Clara de antes del secuestro. Yo les digo que sí, que en parte sigo siendo la misma, sólo que con una cicatriz en el vientre y una huella bien honda en el pensamiento y en el corazón, que espero se logre borrar con el paso de los años. A veces me asaltan sentimientos de melancolía, pero, por fortuna tengo a mi hijo Emmanuel a mi lado. Naturalmente, habría preferido que no me hubiesen robado estos seis años de vida. Pero estoy viva. Viva para contarlo. Cada cual cuenta cómo le fue en la guerra y en ésta yo soy un soldado más. Y ésta es mi historia.

La escribo desde lo más profundo de mi corazón por múltiples razones; en primer lugar, siempre he soñado con escribir un libro. Ya he escrito varios sobre temas académicos y profesionales, pero esta es la oportunidad de abrir mi corazón y mi alma e incursionar en un campo que desde siempre he amado, el mundo de las letras. También me he animado a publicar mi testimonio para que quede para mi hijo y las nuevas generaciones que él represente, porque deseo un país en el que primen la reconciliación, el perdón, la tolerancia, el crecimiento y la paz. Y por último, para acercar al lector a mi experiencia y hacerle comprender las dificultades que sufrí y que superé, y en suma, para que la lectura de este libro siembre una inquietud en su corazón.

Encuenta el libro: Cautiva

Amazon: http://www.amazon.com/Cautiva-Captive-Testimonio-secuestro-Spanish/dp/1439159807/ref=ntt_at_ep_dpt_1

Barnes and Nobles http://search.barnesandnoble.com/Cautiva/Clara-Rojas/e/9781439159804/?itm=2




Cautiva: testimonio de un secuestro


Clara Rojas fue secuestrada en el 2002 por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) junto a la ex-candidata presidencial Íngrid Betancourt y liberada en el 2008 luego de casi seis años de cautiverio. En su libro Cautiva, Clara cuenta por primera vez la historia de su secuestro, el milagroso nacimiento de su hijo Emmanuel en medio de la selva, el sufrimiento inmenso por haber sido separada de su hijo cuando éste apenas tenía ocho meses de vida, y finalmente el emocionante reencuentro con él tres años después.

En este desgarrador relato, Clara revela en detalle el dolor de dar a luz en medio de la selva en manos de un enfermero que antes sólo había atendido a animales, el cansancio de largas caminatas de hasta ocho horas a través de la selva, el miedo de no saber si terminaría viva al final del día, y su amistad con Íngrid Betancourt, que no sobrevivió a la prueba del secuestro.

Ésta es también una historia de fe que revela que Clara nunca perdió la esperanza de volver a ver a su hijo y que la ilusión de volverlo a ver fue lo único que la motivó a seguir luchando.


About the Author

Clara Rojas is a lawyer and was the campaign director of Ingrid Betancourt's presidential campaign when they were kidnapped by the FARC in 2002. She gave birth to her son Emmanuel during her captivity but he was taken from her when he was only eight months old. After six years of captivity she was finally liberated. Clara and her son currently live in Bogotá, Colombia.

"My book will reveal the incredible harshness of my daily existence: living in permanent darkness and humidity, washing in ice-cold water, having scarcely anything to eat, dreaming of some kind of vegetable…” Clara Rojas.

Clara's experience was featured in the New York Times and was one of the most heavily covered stories in Spanish-language media worldwide. Any information that leaked out during her kidnapping was broadly publicized and intensly followed by a deeply committed audience.

Rojas is a hero in every sense of the word. Placed in the worst of situations she manages to reflect on the beauty of her country and envision a better future. At time when our world is in turmoil, this book is being released when it is truly needed.

Timely: Rojas provides an inside look at what a captive must endure when held by terrorists. Rojas' timely account brings depth and emotion missing from current news sources covering this phenomenon.

http://twitter.com/clararojas